Prólogo
Buenos días,
Sr. Consejero, D. Lorenzo Capellán, Sra. Directora, Dña. Mercedes Neira, Jefe de Estudios, D. Luciano Nidasio, inspectores, asesores, profesores, alumnos, padres, madres, personal no docente del centro, resto de asistentes, señoras y señores,
El habitual prólogo que, por convención ya establecida, precede todo tipo de estudio, trabajo, en este caso, exposición, lo voy a convertir aquí en un conjunto de advertencias.
En primer lugar, advierto que mi posición es ciertamente paradójica, y como toda paradoja, encierra dos verdades: una, la confianza que el equipo directivo del centro ha depositado en mi para ofrecerles una síntesis del recorrido histórico del instituto; esta confianza obliga gustosamente a un sincero agradecimiento; de otro lado, se encuentra la responsabilidad de no defraudar al equipo y lo que sería más serio a ustedes, así que ruego ya desde este momento que sean pacientes conmigo.
En segundo lugar, resultaría muy osado pretender abarcar la historia de estos 75 años que conmemoramos hoy, de la inauguración oficial del Instituto Español “Severo Ochoa”. Estoy convencido de que muchos de ustedes conocen mejor que yo las vicisitudes de este centro a lo largo de su historia, dada mi condición de novel: este es mi segundo año en esta casa.
Por último, y como consecuencia de lo anterior, me van a permitir que elija como marco de exposición la metáfora de la paleta secreta y exquisita de un pintor. Como bien saben ustedes, todos los grandes pintores utilizan una paleta de colores para poder realizar su oficio. Esa es la que dejan ver. Pero también disponen de una más secreta donde se encuentran los pigmentos favoritos de cada maestro, aquellos que dan vida a los colores siempre presentes en todos y cada uno de sus cuadros. Bien, voy a intentar seleccionar aquellos colores sin los cuales no se puede entender la historia del Severo Ochoa.
Al primer color lo llamaré “itinerario histórico”.
En 1912 se establecen en Marruecos dos protectorados: uno francés y otro español. La capital elegida para este último, Tetuán, es ocupada por los españoles en febrero de 1913. Un año depués, el padre marianista Francisco Javier Delmas fundaba el Colegio “Nuestra Señora del Pilar”, para ofrecer enseñanzas de párvulos, primaria, secundaria y Bachillerato.
En la ciudad de Tánger se tardaría un poco más. La posición de Tánger y su influencia en las relaciones diplomáticas se habían convertido en un problema internacional ya durante la Primera Crisis Marroquí. Tras la instauración del Protectorado Español en Marruecos, la cuestión sobre el estatus y la administración de esta ciudad venía siendo un rompecabezas en el tablero internacional. En 1923, España, Francia y Reino Unido llegan a un acuerdo para firmar el Estatuto de la Zona Internacional de Tánger, estableciendo su neutralidad permanente y la prohibición a toda intervención militar en la zona. Enseguida se unirán al acuerdo Italia, Bélgica, Países Bajos y Portugal.
Desde el establecimiento del Protectorado Español, las escuelas extranjeras en Tánger, predominantemente francesas, pero no solo, dependían directamente de los respectivos países sin que interviniera la administración tangerina en su financiación ni en su dirección. Así, se establecieron en Tánger diferentes centros que acogían con preferencia a los respectivos nacionales aunque, y siempre que hubiera plazas, admitían también a los marroquíes musulmanes o judíos.
En 1935 el Estado Español decide construir un colegio denominado “Colegio Escolar España” que se dedicó a la enseñanza primaria. Tras varias denominaciones, desde 1986, es conocido como “Colegio Español Ramón y Cajal” y su extraordinaria labor educativa ha trascendido más allá de varias fronteras, dado que millares de alumnos españoles y de otras muchas nacionalidades han pasado por sus aulas.
Si el Colegio Escolar, de forma gratuita, facilitaba y atendía la enseñanza primaria, ayudado también por diversas escuelas que mantuvo la Misión Franciscana, la enseñanza secundaria dependía solamente del Colegio de los Marianistas que, aunque de una calidad educativa notable, formaba a un grupo reducido de alumnos. Este Colegio era privado y, por tanto, los hijos de las clases media baja y el proletariado no tenían acceso al mismo.
En 1940, España ocupa la ciudad de Tánger, aprovechando el gobierno colaboracionista de Vichy y se mantiene en esta condición hasta 1945. Entonces, las autoridades se dan cuenta de la necesidad de que los españoles, al igual que tenían los franceses, pudieran contar con un instituto de segunda enseñanza. Enseguida se pusieron manos a la obra. Una Orden del ministro de Educación de noviembre de 1940 destinaba más de 350.000 pesetas, para comenzar las obras de un nuevo centro. Pero este proyecto quedó truncado y el decreto que supondría el comienzo de las obras vendría 6 años después, en febrero de 1946, de mano conjunto de los ministerios de Asuntos Exteriores y de Educación Nacional. En el decreto se dispuso la creación del Instituto Politécnico Español de Tánger para satisfacer la necesidad de enseñanza media de la colonia española. Quedaba adscrito al distrito universitario de Granada.
En el Decreto se establecía que se integraran los cursos de Bachillerato español, los de Magisterio y Peritajes, los de Enfermería y de Practicante.
El proyecto fue realizado por los arquitectos Delfín Ruiz y Luis Martínez Feduchi, que fue también el autor de los proyectos de la Catedral y del Consulado español en Tánger. Las obras duraron más de un año y el edificio quedaba terminado en 1948. Doce aulas, laboratorios de ciencias naturales, física, química y psicotécnica. El estilo africanista y colonial expresado, sobre todo, en la arcada del porche.
Para poner en marcha el Instituto se designó a una Junta encabezada por D. Antonio Ybot León, procedente del Instituto español de Lisboa. Colaboró como vicedirector D. Hipólito Brágimo y fue designado secretario D. Francisco Cabanillas Pascual, permaneciendo en el puesto durante muchos años y realizando una labor que todo el mundo calificó como magnífica.
El instituto comenzó su andadura en el curso escolar 48/49 con 54 alumnos de Bachillerato y 24 de Comercio. Pero la inauguración oficial del Centro tuvo lugar el 12 de octubre de 1949. En el curso 49-50 se inscribieron un total de 95 alumnos. La rapidez del aumento del número de alumnos queda constatada en el curso 53-54 en el que se alcanzó la cifra de 646 alumnos.
La ceremonia oficial contó con el Subsecretario de Educación, que se desplazó expresamente desde Madrid para la inauguración. El Obispo de Fusala, monseñor Aldegunde presidió la ceremonia y el secretario del centro, D. Francisco Cabanillas leyó la memoria del curso 48/49. La Junta dimitiría como tal el 31 de diciembre de 1949, una vez cumplida su labor.
Inicialmente, el instituto estuvo dedicado a la enseñanza secundaria pero también a la Formación Profesional, especialmente de Comercio. Probablemente el nombre de “Politécnico” hacía referencia a que también se preveía que se impartiesen las enseñanzas de magisterio en el centro.
A partir de 1970 pasó a depender del Ministerio de Educación Ciencia.
El prestigio y el hecho de que el instituto se convirtiera en un referente para la enseñanza en el Reino de Marruecos hicieron que el gobierno español decidiera aumentar la oferta educativa, ampliando las instalaciones del centro y construyendo una residencia mixta para acoger tanto a los alumnos saharauis procedentes de SIdi Ifni como a los alumnos españoles residentes en otras ciudades marroquíes.
Pero antes de entrar en las reformas, una niña de 10 años comenzaba su primer curso de bachiller elemental. Se llamaba Josefa Parra Gallardo. Corría el año 1966. Poco tiempo después, en 1974, entraría a trabajar en el centro y todavía continúa en el mismo. Enseguida convirtió su labor en un compromiso con la dedicación y la excelencia, que se mantiene intacto en la actualidad. Muchas gracias por estar ahí, Fina.
Las obras de remodelación comenzaron en 1971. Cuando terminaron, en el diario “Pueblo” se calificaba al nuevo centro como “El más moderno y mejor dotado establecimiento de enseñanza media y profesional de España en el extranjero”. Se modernizó el conjunto de las instalaciones deportivas con gimnasio cubierto, pistas de tenis, campos de baloncesto, pista de hockey, campo de balonvolea, etc. Se mejoraron los jardines y se dotó al centro de laboratorios muy completos de Ciencias Naturales, Física y Química, idiomas y un salón de actos, que durante mucho tiempo fue el más solicitado de Tánger para conferencias, conciertos o celebraciones teatrales.
La Residencia ocupaba las instalaciones del actual Instituto Cervantes. Se construyó de nueva planta, con capacidad para 200 alumnos en régimen de internado, con separación de sexos, claro.
En el periodo que duraron las obras, parte del curso 70/71 los alumnos fueron trasladados al conocido como “Asilito”, antiguo asilo de ancianos en desuso, cerca de la catedral de Tánger. Estuvieron allí hasta 1973.
En diciembre de 1972 tuvo lugar la inauguración oficial en un acto solemne, en el Aula Magna del nuevo Instituto, siendo director D. Ramon de Dios Vidal, (Catedrático de Física y Química, era considerado uno de los especialistas más relevantes en edafología. Nombrado director en 1967, bajo dirección se realizó la remodelación del Instituto. En 1978 se le encomendó la construcción y puesta en marcha del Centro Cultural y Educativo “Reyes Católicos” de Bogotá) y esta vez, bajo la presidencia del Subsecretario del Ministerio de Educación y Ciencia, D. Rafael Mendizábal y su homólogo marroquí, Sr. Abdelah Garnit. Este acto estuvo amenizado por la intervención de “La estudiantina”, la tuna del Instituto dirigida por el Sr. Crovetto.
En 1974 se autorizó, en el ámbito del Instituto, la creación de una Escuela de Ayudantes Técnicos Sanitarios, adscrita a la Facultad de Medicina de Granada. La duración de la carrera era de tres años. Los estudios se realizaban básicamente en el Hospital Español y en el instituto tenían lugar las prácticas de Biología en el laboratorio de Ciencias Naturales. Preparando este acto, encontramos en el archivo general del centro, rollos de película con lecciones de anatomía y biología utilizados para estas enseñanzas.
La estructura del centro se ha mantenido muy similar hasta nuestros días. La antigua arcada que expresaba el estilo colonial y africanista quedó incluida en el vestíbulo del nuevo centro y la fachada se adelantó ocupando parte del jardín, tal y como se encuentra actualmente. Cuando el alumnado para realizar estudios de enfermería decayó, los espacios de la residencia fueron cedidos para albergar primero el Centro Cultural Español y enseguida el Instituto Cervantes (a partir de 1994), que los ocupa hasta el momento.
Habrá que esperar a la Orden de 6 de mayo de 1992 (BOE 12 de junio de 1992) para que la denominación de “Instituto Politécnico Español” cambie a la de Instituto Español Severo Ochoa.
En el curso 1997-1998 un muy joven Driss Chellaf, comenzaba su itinerario en el centro. Unos años después se incorporará al mismo como bedel, siempre muy atento y eficiente ante las demandas de los profesores y alumnos. Shocran Driss.
El segundo color tiene que ver con las actividades desarrolladas en el centro.
La historia de las actividades culturales realizadas en el centro es muy variada y va cambiando según la época en la que nos centremos. Durante sus primeros años de vida, se llevaron a cabo numerosos actos culturales como conferencias, conciertos, exposiciones, etc. Los conferenciantes son de la talla de José María Peman, Dámaso Alonso o Vicente Aleixandre. (Todos ellos escribieron el “Libro de Oro” que exponemos en el hall). Ofrecieron conciertos Leopoldo Querol, Nicanor Zabaleta, Pilar Bayona o Federico de Mompou, por mencionar algunos nombres. En las exposiciones encontramos a Ramis, Gámez o Miciano.
Diferentes personalidades del instituto realizaban conferencias en distintos lugares de Tánger. El catedrático de Historia D. Manuel Segura y el de griego, D. Carlos Posac disertaron en el Casino Español y en el Centro Cultural Español de Tánger, pero también se desplazaron a Tetuán, Larache o Rabat.
El profesor Segura Jiménez impartió la conferencia “El origen de la vida” en el Centro Cultural Español (hoy el Instituto Cervantes).
Una de las fiestas más importantes celebradas anualmente era la Festividad de Santo Tomás de Aquino (28 de enero, patrono de la universidad española), durante la cual los estudiantes ofrecían espectáculos de teatro, dirigidos por profesores y de música y de la Estudiantina, la tuna del instituto.
No puedo dejar de recordar aquí la labor realizada en la organización de una diversa y variada serie de actividades extraescolares, durante tantos años, por el Sr. Ahmedi Merabet Majdi.
TEATRO
Desde sus inicios estas actividades teatrales fueron dirigidas por el catedrático de matemáticas D. Tomás Ruiz de Pablo, hasta que en la década de los 70 se produjo la renovación parcial del claustro y la llegada de nuevos profesores: D. Jesús Martínez Carazo, D. Rafael Montoya y Dñª María Luisa Diz-Lois, que emprenderán una intensa actividad extraescolar.
Destaca Jesús Martínez Carazo, profesor de Literatura, galardonado con diversos premios de novela y que comienza a escribir piezas para ser representadas en la fiesta de Santo Tomás y en los finales de curso.
Recordemos algunas:
Las primeras obras teatrales se representaron en el centro en 1952 con ocasión de Santo Tomás de Aquino. Fueron los entremeses “Los contrabandistas” y “Una lectura”. Pero solo fueron el principio. “La Guardia Cuidadosa” de Cervantes, “Diana cazadora” de los hermanos Álvarez Quinterio, “La venganza de la Petra”, “El Manto bisiesto”, “El paso de las aceitunas”, “El Pie”, “Gazpacho andaluz”, “Estampa mejicana”, y un larguísimo etcétera.
Cuando llegó a la dirección D. Valentín García Yebra, catedrático de griego y miembro de la Real Academia de la Lengua Española, las obras de teatro se extendieron al día de San Valentín. Este director fue el principal impulsor de la revista “Kasbah”. Para el San Valentín de 1964 la obra elegida tenía un solo personaje femenino “La muerte da un paso atrás” de Heraclio Ruiz de la Fuente. La protagonista corrió a cargo de la gran actriz Mari Carrillo, y fue dirigida por su esposo, Diego Hurtado.
Otra profesora de Lengua, Maruja Espinosa, conocida por todos como la señorita Espinosa, desempeñó un papel fundamental en la difusión del teatro. Entre otras muchas, dirigió a los alumnas Valencia Budaudi y Loli García Moutón, (hija de García Yebra) en la obra del Conde Lucanor “Ejemplo de mancebo que casó con mujer brava””. La actuación de ambas jóvenes sería recordada durante muchos años después.
También debo mencionar aquí que, a partir de 1972, se representaron un conjunto de obras escritas por el profesor Martínez Carazo: “Los sueños de papel”, “Farsa del Rey que un buen día decidió pasar a la historia” “Extraña madrugada en nuestra casa” o “Las orejas de Adalberto”. Algunas fotos de estas obras pueden observarse en la exposición fotográfica con la que se inauguraron ayer estos actos conmemorativos.
Un par de años más tarde, y también bajo la dirección del profesor Martínez Carazo, se rodó una película donde se muestra un día en la vida del instituto: Viaje alrededor de un pupitre de madera.
Ya en un momento más cercano al nuestro, entre 2001 y 2006, el relevo vendrá de la mano de las obras puestas en escena por el profesor Alejandro Castillo, quién se adentrará de lleno en los clásicos como “El concierto de San Ovidio” de Buero Vallejo, “Luces de Bohemia” de Valle-Inclán o “La venganza de D. Mendo” de Pedro Muñoz Seco. Y entre 2009 y 2015, será Bernardino Cerviño obtendrá un premio a la mejor dirección por “La cabeza del dragón” en 2011 y tres más en los siguientes cursos al mejor espectáculo teatral por “Inseguridad Social”, “La viga de oro y la viga de alquitrán” y “Los mendigos”.
MÚSICA
La música fue otra actividad en la que se centraron las artes y los esfuerzos de muchos profesores y alumnos. En el curso 1957/58 se creó “La estudiantina”, enseguida, “La estudiantina española”. Carlos Crovetto, profesor de solfeo, diseñó los trajes: pantalón negro y camisa blanca para los chicos; falda y medias negras y blusa blanca para las chicas; zapatos negros para ambos y una capa negra en el exterior y roja en el interior, con rosetones de cintas de colores.
También se multiplicaron los grupos musicales: “Los 4 de España”, “Los Iprels” (el nombre procedía de las letras del Instituto Español (I, p y e) y del Lycée Regnault (l y r), “Los Riders·, “Los Hamsters” y “Los duques”.
La versión folklórica tuvo también una espacio relevante, sobre todo, los coros y danzas españolas que organizaba la profesora de música Maruja Gisbert. Destacó la puesta en escena de la obra “Goyescas” de Granados, bajo la dirección de Maruja Gisbert y su hermana Milagros, para la que se diseñó un magnífico vestuario.
La música culta estuvo bien representada, entre otros muchos, por la soprano Blanca María de Seoane y el tenor Francisco Navarro. Destacaron Manuel Matamala y Gabriel Vivó en piano, Daniel Rodríguez, Leopoldo Querol y Narciso Yepes en guitarra.
También hubo hueco para el baile moderno, sobre todo, en los actos culturales de San Valentín del curso 64/65: fragmentos de “West Side Story” o “Morena Mala”.
Todo este bagaje se coronará entre 2001 y 2007 por las voces corales dirigidas por Luis Badosa Ortuño, que preparó un coro de una calidad tal, que se verá reconocida en innumerables actuaciones en Tánger, Larache, Rabat, Casablanca, Madrid, Lisboa, Sevilla, Tarifa, y un largo etc.
DEPORTES
Las actividades deportivas ocuparon y ocupan un puesto muy importante en el instituto. Para las fiestas de fin de curso se preparaban pruebas gimnásticas, que se desarrollaban generalmente en la pista de patinaje, por estar dotada de unas gradas para el público en un lateral. Se incluían saltos de potro y caballo, tablas mediante anillas, cuerda, lisa o de nudos, barras horizontales y gimnasia en el suelo.
Fútbol, balonmano y baloncesto eran obligatorios. Se organizaban partidos con otros centros, sobre todo, con el Liceo francés. Los equipos femeninos estaban presentes en todas modalidades. Incluso se llegó a tener un equipo de hockey sobre patines llamado “Hispania”, durante el curso 65/66.
Actualmente, la preparación y participación de los alumnos en “Intercentros” asegura y confirma la importancia de las actividades deportivas en el Severo.
PUBLICACIONES
Por último, no puedo olvidar aquí las principales publicaciones a lo largo de la vida del centro. La revista Kasbah, que comenzó llamándose Kasba, sin hache final, y cuya presentación del primer número tuvo lugar en 1956 y corrió a cargo del Excmo. Sr. Cónsul General de España en Tánger, D. Cristóbal del Castillo, cuya foto pueden encontrar en la exposición fotográfica. Esta primera tirada duró hasta el año 1964 y como era anual, fueron un total de 9 números, que pueden ser observados en los expositores cerrados del vestíbulo. Más tarde se retomaría la publicación en el curso 89/90. También pueden encontrar un ejemplar de cada número, hasta la actualidad, en la exposición de la primera planta.
Pero hubo otras. En 1964 apareció la revista “El Parte”, de corta duración, a cargo de los alumnos preuniversitarios. En 1972 apareció la revista “Horizontes”, una suerte de boletín de la asociación de Padres de Alumnos.
Ya más recientemente, en 1987, nace la revista “Babel”, plurilingüe. En 1990, el cómic “Markada”. Ejemplares de ambos están expuestos también en la primera planta. La publicación “Orillas” dedica cada uno de sus números a un poeta o poetisa célebre.
CIERRE (El orgullo de ser profesor del Severo).
En el último color, el que cierra esta intervención, solo deseo expresar el orgullo (convencido además de que es la única vanidad que merece ser tenida en cuenta) de poder participar en la educación en un centro, con un pasado tan rico e intenso y un presente digno heredero del mismo, como el Severo Ochoa. Quiero poner de relevancia la importancia y la contribución del mismo, al saber difundir decididamente la lengua y cultura españolas más allá de los límites de su territorio y, al propio tiempo, fundirse con la lengua y cultura marroquíes creando un espacio de saber que apuesta por el conocimiento como un valor supremo. Me parece que este era y no otro el espíritu que buscaron los griegos, el que imitaron y perfeccionaron los romanos y el que alentó a la cultura de los árabes. Un conocimiento que si bien no nos salva del dolor, nos permite distanciarnos del fondo de la vida y verla, en algunos instantes preciosos, frente a nosotros, como si asistiéramos a un espectáculo. Esos instantes, que nunca posee el que no conoce, nos proporcionan energía, pues quien asiste a un espectáculo recibe fuerza.
Muchas gracias a todos, por vuestras paciencia y atención prestadas. Shkraan jzylaan
Julio Malandía García
Profesor de Geografía e Historia y Jefe del Departamento de Actividades Complementarias y Extraescolares.